Los murales "La Agricultura", de Laureano Guevara, y "La Vendimia" de Arturo Gordon, fueron cedidos en comodato a la Universidad de Talca para su exhibición en la Sala Emma Jauch. Los murales poseen un rico valor tanto cultural como plásticos a partir de sus cromatismo, dimensiones, técnica y rescate de la realidades sociales del país en el primer cuarto del siglo XX.
El rector Álvaro Rojas Marín destacó que "para la Universidad de Talca es motivo de celebración poder tener el comodato de estos dos murales ya restaurados y que vienen a complementar la Colección de Arte y la recuperación de un patrimonio cultural, sino realizar un trabajo de educación, formación y mediación cultural para niños y jóvenes en torno a la educación artística, y aportar al conocimiento de la historia del arte en Chile, preservar y difundir el patrimonio cultural de los murales que se exhibieron en el pabellón de Chile en Sevilla en 1929, hace 90 años".
Una invitación de España a América
En 1926, el Presidente Carlos Ibañez del Campo aceptó formalmente la invitación que hizo España a Chile para participar en la "Exposición Iberoamericana" a realizarse en Sevilla. Para proyectar el pabellón nacional, la Asociación de Arquitectos de Chile organizó un concurso, que ganó el arquitecto Juan Martínez en 1927. Según sus palabras, el edificio "interpretaría el espíritu chileno…con volúmenes y trozos de escultura capaces de sugerir el ambiente de un pueblo y de hacernos admirar su cultura, expresando los plácidos remansos de la costa chilena y la orografía titánica de los Andes….".
Los reyes de España inauguraron la exposición en mayo de 1929 y quedó abierto al público el pabellón de Chile, espacio que tenía 2.700 metros cuadrados construidos y una maciza torre de 50 metros de altura. En sus salones se mostraban nueve secciones, dedicadas a la industria, el fomento, la agricultura y ganadería, el vino, el cobre, la prensa, el turismo, el arte araucano y popular, y las bellas artes, con 170 pinturas y 24 esculturas que envió desde Santiago el Museo Nacional de Bellas Artes.
Los murales de Arturo Gordon y Laureano Guevara
Para decorar los espacios del Pabellón de Chile se llamó a los pintores Arturo Gordon y Laureano Guevara que hacía pocos años habían realizado los murales de la Biblioteca Nacional en Santiago. Ambos artistas viajaron a Sevilla y entre octubre de 1928 y julio de 1929 pintaron siete murales. Gordon pintó "La Vendimia", "Los Frutos de la Tierra" e "Industria Araucana", mientras Guevara pintó "La Agricultura", "Los Tejidos de Arauco", "La Minería" y "La Pesca". El conjunto pictórico de ambos autores se hizo merecedor del Primer Premio y Medalla de Oro de la Exposición.
La Exposición Iberoamericana de Sevilla estuvo abierta hasta junio de 1930. Luego, los objetos que exhibió el pabellón de Chile retornaron al país, entre ellos los siete Murales de Gordon y Guevara que pasaron a la Dirección de Bibliotecas, Archivos y Museos, organismo que entregó en 1940 los murales al Museo de Bellas Artes de Talca.
La Vendimia es un mural de formato rectangular, de dos metros de altura y seis metros de ancho, el cual representa las faenas agrícolas en los campos chilenos. La obra con ciertos rasgos expresionistas, presenta de manera novedosa el color y la temática popular, lo cual cambiaba el panorama pictórico chileno decimonónico. Su autor, Arturo Gordon, fue un reconocido pintor chileno, nacido en Casablanca en 1883, quien estudió en la Escuela de Bellas Artes y se le adscribe a la Generación del Trece, la que está marcada por la influencia del artista español Fernando Álvarez de Sotomayor.
La Agricultura sigue el estilo del muralismo mexicano de los grandes maestros como David Alfaro Siqueiros, Diego Rivera, Jorge González Camarena o José Clemente Orozco. Todos ellos, Guevara incluido, colocan a la figura humana como objeto central de la obra, con estilizaciones que robustecen las extremidades, resaltando de manera expresiva al trabajador, a la clase proletaria. Su autor, Laureano Guevara nació en Molina en 1889, realizando sus primeros estudios de dibujo bajo la dirección del pintor Juan Francisco González, para años después ingresar a la Escuela de Bellas Artes siendo uno de los miembros de la Generación del Trece junto a Arturo Gordon. Viajó a Europa para perfeccionarse en la pintura al fresco y el grabado, admirando de igual manera las vanguardias artísticas que irrumpían en la década de 1920.