En la zona agraria del Maule en Chile conviven dos realidades: por una parte, la agroindustria de exportación, altamente tecnologizada y conectada con los mercados mundiales, y por otra, el "Maule profundo" de la agricultura de subsistencia y los pequeños aparceros, ese donde la vida transcurre lentamente, al ritmo de costumbres, leyendas y utensilios tradicionales que, como los descritos por Mariano Latorre y Jorge González Bastías, se resisten al olvido.
El Museo O'Higginiano y de Bellas Artes de Talca conserva un conjunto de objetos -la mayoría de confección local y artesanal- que testimonian ese modo de vida sencillo y acompasado del campo maulino. Una parte importante de ellos corresponde a herramientas de producción agrícola, entre las cuales figuran arados, yugos, carretas "chanchas", monturas, espuelas, estribos, perneras, alforjas, marcas de ganado, hoces de segar, horquetas, palas de madera, tinajas, barricas y chuicos. También se incluyen utensilios de la vida cotidiana como olletas, jarros de greda, piedras de moler, braseros, teteras, artesas o bateas, almudes, hurones, mesas y sillas, a los cuales se suman instrumentos relacionados con el tejido -como telares y ñirehües- y guitarras.
A modo de ejemplo, destaca entre las primeras la carreta "chancha" o "montañesa", que Mariano Latorre describe en Zurzulita como "una carretita minúscula, tosca y simple, quinchada con ramas verdes y repleta hasta el borde", utilizada para el transporte de carbón y leña. Interesante resulta también una rueda confeccionada a partir de una pieza de roble o quillay trabajada con sierra de mano, hacha y azuela, y "secada en agua", que evidencia la necesidad de implementos especialmente acondicionados para el tránsito cordillerano. Finalmente, llama la atención el estilo y fineza de dos de los seis estribos expuestos, uno de punta truncada y otro tallado en forma de prisma triangular achatado, con punta redondeada.
Entre los objetos vinculados a la vida doméstica sobresalen las piedras "picanteras" -para moler los ingredientes de un guiso- o las "chancheras", utilizadas tanto para preparar como para contener el "chancho en piedra" y dotadas de una fuerte carga simbólica, pues eran traspasadas de madre a hija. Se distinguen también las tres artesas o bateas confeccionadas a partir de un trozo de madera ahuecada y pulida con hacha y azuela, cuyo estado de conservación hace pensar que se empleaban para el amasijo.
Finalmente, destaca la conjunción de brasero, tetera y guitarra, de ubicua presencia en las reuniones sociales. De cobre, hierro o latón, el primero temperaba el ambiente y mantenía caliente el agua en la tetera para el mate. Con la guitarra, en tanto, se recitaba "a la vera del fuego para acortar las noches", según relata Hernán Godoy, o se acompañaba el baile de la madre ante la muerte del angelito.
La exposición y difusión de estos objetos busca que las nuevas generaciones comprendan y valoren un pasado campesino aún presente en diversos ámbitos de la vida y la cultura del secano costero y la precordillera de la región, y que otorga a la identidad maulina su carácter único.
Descarga el artículo completo "Vida cotidiana del campo chileno en el Maule profundo: Un análisis a través de sus objetos y herramientas", por Raúl Sánchez.